Falsos profetas

“Desconfiad de los falsos profetas; se acercarán con piel de cordero, pero por dentro son lobos feroces”

Mateo 7-15, 23.

Nunca pensé que fuera a pasar por debajo de una de esas cintas de colores chillones que se ven en las películas americanas y que delimitan los lugares donde han acontecido crímenes.  Mi estancia en Chicago ha tenido innumerables aspectos positivos, sin embargo me he dado de bruces con una violencia que no conocemos en España. Esta experiencia ha sido muy reveladora.

La primera semana de Octubre un individuo descerrajo un tiro a la cabeza a un chaval que iba corriendo por Loyola Park, uno de los parques paralelos al Lago Michigan del barrio donde vivía, Rogers Park. Minutos después pegó otro tiro en la cabeza a un hombre que paseaba su perro. Un día antes había estado paseando exactamente por ese lugar. Hubiera podido ser yo. La policía todavía no ha detenido al criminal. De hecho, los crímenes que se resuelven (Murderer clearance) en Chicago no llegan al 20% de acuerdo con un análisis de los registros de la policía por el “Chicago Sunday Times”. Sí,  digo bien, menos del 20%. Para ser exactos, el 17,5%.

Pero hay más. Un mes después, aproximadamente a la hora del “lunch” (almuerzo) el director del grupo de investigación donde trabajaba entró repentinamente en mi despacho. Había alarma del tiroteo. Cerramos la puerta con llave, bajamos las persianas  y permanecimos en silencio 20 minutos mientras escuchábamos las sirenas de la policía y estábamos atentos al canal de la Universidad que informaba en tiempo real de lo que sucedía.  Mi compañera se lamentaba en inglés, ¿por qué pasan estas cosas? ¿Por qué pasan estas cosas? No era ninguna broma. Hubo un tiroteo en una escuela pública a pocos metros del campus. En esta ocasión no hubo muertos. Pero varios días después mataron a dos adolescentes justamente en la estación donde me apeaba del tren para llegar al Instituto Tecnológico de Illinois.

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Una semana antes de volver, hubo un asesinato múltiple a unos 1000 metros del campus. Un hombre despechado asesinó a balazos a una médica, su expareja, de un hospital próximo. Posteriormente entró en el hospital y acribilló, si no recuerdo mal, a otras dos personas antes de ser abatido. Desde el despacho podía oír los helicópteros y el despliegue policial, militar diría porque había hasta tanquetas. El campus de mi instituto estaba protegido por una fuerza policial que ya lo quisieran muchas localidades en España. Más de una vez he visto a la policía con armas largas en las esquinas del campus. En solo tres meses he estado más cerca de escenarios criminales en Chicago que en el resto de mi vida en España.

Y es que Chicago, con una población un poco menor que la de Madrid, tiene una tasa de homicidios 40 veces superior. Es que el estado de Virginia, por poner un ejemplo de otro estado de los EEUU, con una población exactamente igual que Andalucía tiene una tasa de asesinatos 5 veces superior, y es de los mejores estados de los EEUU. Y no hablamos de violaciones y otros delitos… En España mueren por homicidio o asesinato cerca de 300 personas al año, un 30% menos que hace 30 años. Sólo en Chicago murieron asesinadas 762 personas en el 2016. ¡Sí,  en una sola ciudad de los EEUU, Chicago, mueren asesinadas 400 personas más que en toda España! Repito, para los que les cuesta escuchar. ¡Sí,  en una sola ciudad de los EEUU, Chicago, mueren asesinadas 400 personas más que en toda España!

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España es de los países más seguros del mundo. Tiene  una tasa de asesinatos del 0.63 por 100.000. Bélgica presenta una tasa de 1.83 y es de los mejores de Europa. De EEUU o México ni hablamos. Por eso, si alguien te dice que no se puede salir a la calle (sea hombre o mujer) miente. Miente y es un manipulador. Y si no utilizas la razón para defenderte te estás dejando manipular, o simplemente escuchas lo que quieres escuchar. Si recibes un tweet diciendo que en España los asesinos entran por una puerta y salen por otra, miente y te está intentando manipular. España tiene una tasa de encarcelamiento más de un 30% por encima de la media de Europa. Muchos países con más porcentaje de crímenes tiene menos gente en las cárceles. Si te llega un mensaje afirmando que la mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas, miente, y te está intentando manipular. En el año 2017 la Fiscalía General del Estado informó que solo el 0.01% de las denuncias encuadradas en ese tipo legal eran falsas.

Evidentemente es normal que nos indignemos ante episodios particulares y que, a partir de éstos, intentemos mejorar para que se repitan lo menos posible. Ahora bien, no debemos transformar un episodio en categoría y usarlo con intereses políticos mediante afirmaciones falsas.

Si alguien utiliza palabras muy cargadas emocionalmente que te alteran fácilmente en un sentido u otro, sospecha porque probablemente sea un falso profeta, un manipulador de las mentes, un político corrupto que quiere salvar su cuello o atrapar en su red de mentiras a ciudadanos en su beneficio. Patria, humillación, traición, enemigo, nación, revolución, pueblo… Éstas son algunas de las palabras que se vienen repitiendo en las últimas semanas que deben ponerte alerta ante los falsos profetas.

Sí, ya sé que utilizar la razón es complejo, cansado. ¿Quién de nosotros va a ocupar tiempo y esfuerzo en contrastar con datos una afirmación que confirma nuestras ideas previas? Tendemos a escuchar sólo lo que nos interesa y a filtrar aquello que amenaza nuestras convicciones. Es como subir por la escalera teniendo un ascensor. Y probablemente la estupidez sea igual de difícil de erradicar que la obesidad. Pero si no hacemos un esfuerzo, si no subimos las escaleras de la razón y la lógica cuando nos ofrecen sibilinamente guiarnos por las emociones, si nos dejamos manipular por aquellos que quieren acabar con la civilización en su beneficio, estamos perdidos. Es más, estaremos perdidos y nos lo mereceremos. Llegará el momento que no habrá vuelta atrás.

La civilización y el orden democrático son muy vulnerables, de hecho no son naturales, lo natural es que sean la fuerza bruta, la venganza y los instintos los que guíen nuestra conducta. En otros momentos de la historia la civilización ha colapsado en pocos años. En esos casos, el derrumbe de la convivencia viene precedido siempre de la tergiversación sistemática del lenguaje, de su uso como instrumento de poder y no como una herramienta para acordar espacios de objetividad. El verbo inflamado siempre anuncia el desastre. Justo lo que está pasando ahora. Visitar las redes sociales, leer los periódicos, pero sobre todo oír a  nuestros políticos y políticas (quizás debiera decir agitadores y agitadoras) da miedo y resulta vomitivo (al menos para aquellos que seguimos subiendo las escaleras).

Hagamos un último esfuerzo. Resistamos. En caso contrario todo estará perdido y habrá que empezar de nuevo después del desastre.

México

Hace tiempo que quiero escribir algo sobre mi viaje y estancia en México el pasado agosto y septiembre. Y antes que el tiempo vaya desdibujando algunos de mis recuerdos, lo voy a hacer. Sé que suena a tópico decir que fue algo más que un viaje, pero lo fue así por una razón. Tuvimos la suerte, mi mujer y yo, de convivir íntimamente con amigos mexicanos que son más bien familia y charlar y convivir sobre lo divino y lo humano. También conocimos otras zonas aparte de Ciudad de México, como Guanajuato, Puebla, Oaxaca… Y bueno, experimentamos un terremoto de 8.1 en la escala Richter. Voy a describir tres episodios significativos que creo que ejemplifican la experiencia y terminaré con una reflexión general sobre la relación entre México y España.

Episodio I
Habíamos tomado uno de los minibuses destartalados y abarrotados que se dirigían de Coyoacán a San Ángel, dos de los barrios más especiales y sugerentes de Ciudad de México. Atravesábamos una avenida inmensa de cuatro o cinco carriles atestada de tráfico. El ruido de los automóviles, muchos de ellos con motores antiquísimos, era ensordecedor. El olor a gasolina, que entraba por las dos aberturas que hacían de compuertas del minibús era muy punzante. El minibús estaba atestado y alguna gente se reenganchaba con medio cuerpo fuera. Nosotros nos encontrábamos de pie, apretados, al final del autobús. Aunque estaba al lado de una ventana, veía poco la calle porque mi cabeza casi tocaba el techo. Los pasajeros que entraban por detrás pasaban el importe del billete al conductor gracias al resto de viajeros los cuales transportaban el dinero, de mano en mano, por encima de sus cabezas y traían la vuelta. Delante nuestra hablaban una lengua precolombina. Es difícil, pero ¿pudo ser naualht?
Un joven con las mamicrobusnos sucias, como recién llegado de trabajar en el campo, entró en el autobús por la puerta de atrás. Llevaba una guitarra a la espalda. Sacó la guitarra y se puso a cantar mientras que el autobús daba tumbos. Todavía no sé cómo pudo ponerse a tocar haciendo contorsionismo en medio esa amalgama de seres humanos. De pronto se hizo el silencio en el bus. La voz firme y dulce del joven contrastaba de una forma milagrosa con el furor que gobernaba la ciudad. Violeta Parra, Silvio y algunos cantautores que no conocía. El joven, solemne y respetuoso, anunciaba brevemente cada una de las canciones. Todo el mundo guardo un silencio, como cuando se entra en una iglesia, que transformó el momento. Fue emocionante.
Sí, Ciudad de México es monstruosa (también en el sentido positivo). Una ciudad difícil para vivir. Pero al mismo tiempo es una ciudad con una gran sensibilidad ante la vida y la muerte, posiblemente porque conoce bien esta última. Su diversidad cultural es apabullante, difícil de imaginar. Pudimos visitar numerosos yacimientos arqueológicos de culturas precolombinas: Teotihuacán, Templo Central… La riqueza y autenticidad de sus barrios es extraordinaria: Churubusco, Coyoacan, San Ángel, incluso Tepito, etc. Disfrutamos de gran número de librerías muy especiales; cafés, como el café Habana, donde Bolaño se reunía con el grupo de los infrarrealistas, se comprende que sea una ciudad muy literaria; sus museos, no sólo el Antropológico, son todos de gran calidad; salas de conciertos, descubrimos la espectacular sala Nezahualcóyotl de la UNAM, el Centro Nacional de las Artes donde disfrutamos un estupendo “El Enemigo del Pueblo” de Ibsen gracias a nuestros amigos. Fuera de Ciudad de México, en Guanajuato nos encantó el cariño de toda la ciudad por su Universidad y el aprecio a Cervantes y a su famoso festival cervantino.

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Gradas de la plaza de la ciudad de Guanajuato donde se inició el Festival Cervantino

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La Avenida de los Muertos de Teotihuacan desde la Pirámide de la Luna (la Pirámide del Sol en el fondo)

Episodio II
Después de un viaje en coche muy entretenido de varias horas llegábamos a las afueras de Oaxaca. Digo entretenido, por el paisaje, la conversación y la propia conducción. Muchas autovías no disponían de dos carriles en la misma dirección, tan sólo de un carril especialmente ancho que permitía, cuando el automóvil o el camión que iba delante se apartada, adelantarlo por en medio. No era fácil acostumbrarse a adelantar a 100 Km/h a un gran camión de decenas de metros pasando por el medio de dos vehículos cuando era otro tráiler el que venía de frente. Aunque iba de copiloto instintivamente pisabas el freno imaginario. Al quinto o sexto camión que adelantamos me percaté que era normal. Independientemente de las condiciones del tráfico y del respeto de las normas, creo que lo mexicanos son unos maestros de la conducción.
Al llegar a Oaxaca entramos por los habituales suburbios repletos de infraviviendas. Paramos en un semáforo y nos encontramos con el gran cartel que podéis ver en el que se advierte a los “rateros” con la soga de una horca.

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Afueras de la ciudad de Oaxaca

Una de las cosas que siempre tienes en cuenta cuando se viaja a México es la seguridad. Y no es ninguna tontería. Desde luego no es que haya peligro en todo momento. Nosotros viajamos a solas varias veces y recorrimos parte de Ciudad de México y nunca sentimos un gran peligro. Pero la inseguridad es evidente, siempre hay historias próximas de asaltos, robos e intentos de secuestros. De hecho, nuestros amigos y su familia habían sufrido días antes de nuestra llegada algunos asaltos. Es normal, que los primeros días no nos quisieran dejar a solas. La prensa ayuda a la sensación de miedo con un estilo no sólo sensacionalista sino grotesco.

Al llegar a México algunos amigos, irónicamente aunque con un trasfondo de crítica, me decían bienvenido al tercer mundo. México no es el tercer mundo. Es obvio. Pero es evidente que algo falla. La desigualdad salta dolorosamente a los ojos. Personas trabajando hasta los setenta y mucho años en multitud de pseudoempleos, desde meterte la compra en las bolsas en el supermercado, hasta señalizar las obras, reparar los baches o en innumerables puestos de comida ambulantes. Cuando se producía un atasco inmediatamente aparecían los vendedores entre los coches. Las colonias de infraviviendas de millones de personas en las colinas a la salida de ciudad de México contrastan con los barrios elegantes de casonas rodeadas de alambradas y cámaras como si existiera un estado de guerra. Los baches son socavones y o no se reparan o tardan meses en hacerlo. La escena de los guardaespaldas recogiendo con grandes todoterrenos con los espejos tintados a los niños uno a uno de los colegios elegantes parecía de película.

Tuve la sensación que el funcionamiento del país es de tipo corporativista, es decir, cada grupo de poder defiende sus interesas hasta las últimos consecuencias, sindicatos, grupos profesionales, funcionarios, policía, grupos políticos… Si tienes la suerte de pertenecer a un grupo poderoso puedes beneficiarte y si hay cierto equilibrio incluso puedes vivir cómodo, pero lo normal es que las luchas de poder impidan gobernar el país. Mientras tanto las cuestiones esenciales en todo estado quedan en el aire (vivienda, sanidad, educación, protección social, infraestructuras…) y los grupos más desfavorecidos tienen que sobrevivir, buscar otras lealtades y ahí aparece el narco y la delincuencia generalizada. Nadie se cree al estado. No existe, o muy poco, el concepto de lo público. No nos olvidemos que el narco es una institución con gran poder simbólico. En algunos lugares, me dijeron, que invierte más que el estado.

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Pasaje natural de Hierve el Agua en la Sierra Oaxaqueña

Con la familia Oaxaqueña de nuestros amigos visitamos “Vierte el Agua” un lugar realmente mágico en la sierra. También visitamos Monte Albán, la capital zapoteca a más de 1000 metros de altura, más humilde que Teotihuacan, pero igual de impresionante y además sin turistas y también Mitla, otra ciudad precolombina. Fuimos a tomar mezcal y visitamos algunos pueblos y mercados auténticos en los alrededores de Oaxaca. También nos quedamos boquiabiertos con la Iglesia y Museo de Santo Domingo en la misma capital.

Episodio III
Una mañana nos sorprendió durante la cena un altavoz: ¡Aviso de sismo! ¡Aviso de sismo! La amiga que nos acogía en su casa nos advirtió con toda tranquilidad que si queríamos bajar a la calle, teníamos unos 40 segundos. Bajamos con rapidez, pero sin excesiva urgencia. Nos encontramos con algunos vecinos en las escaleras. Algunos de ellos nos advertían que no sentían nada y dudaban que fuera a pasar algo habiendo pasado ya 30 segundos. Efectivamente, tras esperar en la calle unos minutos todos volvimos a nuestras casas. Los medios anunciaron que había ocurrido un error en el sistema de anuncio de terremotos que cubría la ciudad de México. Las bromas no tardaron en llegar en medio de las críticas por el susto.

Justo 25 o 26 horas después, cuando ya estábamos durmiendo sonó de nuevo la alarma. Salí disparado de la cama y nuestra amiga nos dijo con los ojos casi cerrados que hoy no bajaba. Seguíamos hablando cuando el suelo empezó a temblar. A los pocos segundos estábamos bajo el dintel de la puerta de entrada. El movimiento se fue agudizando, y algunos objetos empezaron a moverse ostensiblemente. Los cuchillos y los platos sonaron y una sensación extraña de cierto mareo y desequilibrio nos invadió. El movimiento de las lámparas era sobrenatural. ¡Todo el edificio se estaba moviendo! Vi la cara de susto de nuestra amiga, que vivió el terrible terremoto de los 80s, y nos dijo que rezábamos. La situación era grave. Tras un par de minutos de altibajos en la intensidad de los movimientos el terremoto se fue apagando hasta que desapareció completamente. Inmediatamente se comenzaron a oír los helicópteros que sobrevolaban la ciudad para comprobar daños. La televisión anunciaba que los daños habían sido pequeños en ciudad de México pero que más al sur Oaxaca y Chiapas había muertos y edificios colapsados al tiempo que advertí de las próximas replicas. Esa noche no dormimos, nuestra amiga mexicana sí, y en la madrugada bajamos a la calle para comprobar donde situarnos rápidamente en caso de un nuevo aviso. Según nos explicaron en caso de terremoto los postes eléctricos y telefónicos que recorren toda la ciudad son peligrosos por lo que hay que elegir bien donde resguardarse. Tras estudiar un poco la calle encontramos un lugar seguro y pasamos casi toda la madrugada viendo las noticias. A la mañana siguiente tenía una conferencia en Iztacala, una sede dela UNAM, cuando muerto de sueño habíamos iniciado el largo recorrido hacía Iztacala nos anunciaron que el rector había suspendido todas las actividades académicas. Casi que lo agradecí. Pudimos dormir un poco en la mañana.

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Los alumnos/as y colaboradores/as de mi amigo Prof. Juan José Yoseff tras un seminario en Iztacala una semana después del terremoto.

Unas semanas más tarde volvíamos a España. Nada más aterrizar en Sevilla el 19 de Septiembre nos enteramos del nuevo terremoto en México mientras visitábamos a la familia tras el viaje. Las humaredas de polvo en las imágenes aéreas auguraban diversos colapsos y centenares de muerto. Por pocas horas no nos pilló este segundo terremoto en el aeropuerto. Los momentos difíciles son los que hacen aflorar el carácter de los pueblos. Y nosotros pudimos comprobar el coraje, la templanza y la solidaridad de los mexicanos. Especialmente tras el segundo terremoto miles de ciudadanos se movilizaron y organizaron para aliviar las condiciones de los damnificados. Es cierto, que el estado se mostró incapaz en gran parte de satisfacer las necesidades del país, pero el gesto de solidaridad es esperanzador.

IV
A menudo hemos discutido sobre la imagen que en México se tiene de España y viceversa. Es evidente que España está muy presente en México. Yo diría que mucho más que México en España, aunque tengamos un gran cariño por este país. Creo que, junto con Cuba, México es el país de Latino América al cual se le tiene más afecto en España. Las costumbres, las tradiciones, los artistas, los símbolos del país son fácilmente identificables en España. Cuando uno viaja allí, tiene la sensación de que no hay 10.000 km de distancia, especialmente si se es andaluz, ya que tenemos algunos rasgos lingüísticos similares. La razón de la presencia de España en el imaginario de los mexicanos es que su identidad está construida por oposición a la identidad española, como es lógico por otra parte. Yo diría que existe un fuerte sentido patriótico en México, en algunos casos envidiable, que nosotros en general no tenemos. Es curioso, como en este último año ha existido una efervescencia de los símbolos nacionales españoles por oposición al independentismo catalán. Todo nacionalismo necesita su contraparte. Patriotismo yo diría un poco ramplón y creo que temporal. Pero esta es otra historia.
Tuvimos la suerte de vivir las fiestas patrias y conocer la dramática y sangrienta historia de la independencia de México. Que el impulsador de la independencia, el Cura Hidalgo, proclamara el movimiento de independencia, 16 Septiembre 1810, en nombre de Fernando VII Rey de España y que el primer emperador del México independiente fuera un antiguo general realista, Iturbide, son ejemplos de que el proceso de independencia fue extremadamente complejo y paradójico. Las élites que promovieron la independencia de México eran criollas, de formación, origen y cultura española. Es cierto que existen unas profundas raíces pre-colombinas en la diversidad cultural de México y que algunos de estos grupos indígenas participaron en la guerras de independencia (muchas veces como carne de cañón). Pero el Estado Mexicano no es el sucesor del estado Azteca. Cuando Hernán Cortés arribó a las costas de Veracruz, México no existía. De hecho, Cortes se alió con los pueblos subyugados por los Mexicas para sus conquistas y realizar sus tropelías. Tampoco existía España cuando Tarik llego a las costas de Andalucía. Ni tan siquiera existía cuando se inició la mal llamada reconquista. Todo Estado necesita sus mitos fundacionales. Por todas estas razones, la relación del pueblo Mexicano con España y sus símbolos es de afecto-rechazo. Lo esencial y con esto termino es que en todo momento he tenido la sensación que somos pueblos hermanos o primos-hermanos. Si viajáis a México lo comprobaréis.

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En el Zócalo con nuestros amigos el día antes de la vuelta a España

¿Qué hay de malo en ser una piedra? I

Recorríamos un sendero que bordeaba una colina en el “Bayerisher Wald” (Bosque Bávaro), un parque natural al este de Baviera. El camino ascendía y se encontraba delimitado por la nieve que había caído de madrugada y que todavía no se había derretido. El sol de la primera hora de la mañana golpeaba nuestros ojos casi cegándonos. Caminábamos hacía el este.
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El valor de la diferencia II: Diversidad socio-cultural

Tan cierto como que somos seres biológicos es que somos seres culturales. El conflicto entre cultura y biología para comprender la conducta de los seres humanos, lo biológico frente lo sociocultural, es totalmente falso. A mí me gusta decir que somos seres culturales gracias a nuestra configuración biológica y que al mismo tiempo la cultura también modifica nuestra biología. La moderna ciencia de la epigenética nos demuestra que nuestro medio ambiente, en contra de lo que se pensaba, modifica la actividad del ADN. Además, la forma de entender la biología es siempre cultural. La ciencia es parte de la cultura.
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“SYMB”. Síndrome del Hombre y la Mujer Burbuja: Manual diagnóstico

Como algunos de vosotros sabéis estoy viajando frecuentemente a Paris en los últimos meses. La tapadera es un encuentro internacional de expertos en psiquiatría, psicología y medicina forense en la prestigiosa “Escuela Superior de Estudios Sociales”. La verdad es que,  lo confieso porque para dos o tres que leen mi blog no creo que vaya provocar un conflicto internacional, la Organización Mundial de la Salud está celebrando reuniones urgentes ante la epidemia de un síndrome psicopatológico que el Dr. Lindemberg ha denominado el “Síndrome de los hombres burbujas”  (Syndrome of Men-Bubbles) (a partir de ahora me referiré al síndrome por su acrónimo en inglés “SYMB”).
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La Sagrada Familia es disfuncional

Sí, la Sagrada Familia no es como las nuestras. La Sagrada Familia es rarita, disfuncional. Nos hemos habituado tanto a la historia, simplificada en cientos de villancicos, películas y representada en belenes, que no somos capaces de situarla en el contexto histórico adecuado. Imaginad por un momento a una adolescente de unos 14 años en el Nazareth del siglo I a.c que se encuentra prometida con un carpintero, sin lugar a dudas un buen matrimonio para la época,y que queda embarazada. ¡Y no de su prometido!, lo cual ya sería problemático antes de la boda, ¡sino del Espíritu de Dios! Además la chiquilla afirma que un ángel le ha anunciado el acontecimiento. Porque no existía en la época el haloperidol, de lo contrario habría sido medicada de inmediato además de repudiada por su prometido, como permitía la ley judaica y era habitual en aquellos momentos. Habría que ver la cara de los padres de María, Ana y Joaquín y de José, el prometido, ante la noticia y la confirmación de ésta con el paso de los meses. Se las prometían muy felices. ¡Qué gran escándalo en Nazareth! ¡No se sabe que es peor, ser una desvergonzada o una loca! ¡O las dos cosas! ¡Vaya con la niña! Menos mal que, según Mateo, Dios se le aparece a José en sueños cuando ya había decidido repudiar a María advirtiéndole de sus designios.
«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
También su prima Isabel, que se encontrará con María posteriormente, recibe la visita del Ángel Gabriel anunciándole que está encinta a pesar de su edad. ¡Vaya Familia!¡Venga¡ ¡haloperidol para todos! ¡Viva la locura colectiva!
No es extraño que Lucas y Mateos describan una sucesión de vicisitudes y peligros en los primeros años de la Sagrada Familia. ¿Quién iba a creer en ellos?¿Qué hubieran hecho ustedes? ¿Y si son unos refugiados terroristas? Indiferencia de los semejantes (no encuentran posada), el ejercito los persigue (el edicto de Herodes), huida a Egipto… En fin, es que era una familia rarita, disfuncional. A ver, ¿por qué no nació Dios en una familia bien de verdad, normalita, y bien relacionada en el Templo? Y nos ahorramos estos problemas.
En fin, perdonen la irreverencia. Si no son ustedes creyentes, ésta será al menos una gran historia. Uno de los mayores hitos de la literatura universal. Y también, sean creyentes o no, lo que esta historia demuestra es que el Amor, los cuidados de los unos por los otros, no sabe de normas, reglas, leyes, categorías, naturaleza, tradiciones, ni de razones ni de religiones. Que la Palabra está por encima de la Ley. Que el Amor es incompatible con el Poder, que gobierna este mundo. San Agustín lo dejó claro: La única medida del Amor es el Amor sin medida. El Amor rebasa todas las categorías sociales. Precisamente esto es lo que difícilmente podían entender los filósofos griegos del cristianismo y difícilmente entendemos ahora. Tertuliano, un poco para reírse de éstos filósofos, afirmó, “Creo porque es absurdo”.

La Navidad no es solo alegría, sobre todo la alegría y felicidad enlatada que nos meten por los ojos. La Navidad es ruptura, una nueva historia, miedo y esperanza, vulnerabilidad, ternura, y luz, una luz muy diferente a la de nuestros adornos.
¡Feliz Navidad!

DOLOR

El arte más poderoso de la vida es hacer del dolor un talismán que cura.
¡Una mariposa renace florecida en fiesta de colores!
Frida Kahlo

El dolor es una experiencia que va inextricablemente unida a la vida. Así, ninguno podemos escapar del mismo. Casi sin lugar dudas, todos los lectores, si no de forma intensa, sí al menos como experiencia pasajera, lo habrá experimentado. Tanto es así, que un gran número de filósofos y poetas han considerado al dolor como una condición necesaria de la conciencia. “Llegué por el dolor a la alegría. Supe por el dolor que el alma existe.” (José Hierro)
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